Un hotel con Gran Historia.
- inmobiliariaambiente
- 23 jul 2014
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Al entrar al vestíbulo del Gran Hotel Ciudad de México, no cuesta imaginar a las damas porfirianas recorriendo los pasillos del entonces Centro Mercantil —primera tienda departamental de su tiempo— en busca de refinadas telas, sombreros, joyas y perfumes, o tomando el té de acuerdo a las costumbres europeas. El edificio fue construido entre 1895 y 1899 por el ingeniero Daniel Garza, y en su interior luce elementos Art Nouveau originales: una magnífica escalera de herrería, de una sola pieza, fabricada en Francia; dos elevadores, el segundo y el tercero que se instalaron en la ciudad después del de Palacio Nacional; ondulados barandales cuyos medallones llevan las siglas CM (de Centro Mercantil) y SR (de su primer propietario, Sebastian Robert), y un vitral tipo Tiffany, el cuarto más grande en su clase en el mundo.
También en el vestíbulo destacan el piso de mármol, las columnas oscuras y dos grandes pajareras adornadas con vitrales, añadidas a la decoración en 1968, cuando el edificio se convirtió en hotel. Ubicado en la esquina surponiente del Zócalo (16 de Septiembre y Plaza de la Constitución) el inmueble tiene fachada de estilo ecléctico, la tendencia que predominó en el Porfiriato.
“Porfirio Díaz apoyó la construcción del Centro Mercantil. Admiraba la cultura francesa y deseaba que en la ciudad hubiera un edificio Art Nouveau. Él lo inauguró el 2 de septiembre de 1899 y donó el candil tipo Luis XV que ahora luce en la entrada”, señala Javier Castillo, gerente de Ventas del hotel. “Abrió sus puertas como tienda departamental, un concepto que entonces no existía. Fue la más importante de toda América, por la diversidad de artículos que se ofrecían y porque estaban las casas comerciales más importantes de la época. También, cuenta la literatura que doña Carmelita (esposa de Díaz) venía todas las tardes a tomar el té…”.
El Centro Mercantil cerró en 1958. El edificio, entonces propiedad de la familia Saba y asociados, estuvo en desuso casi 10 años, hasta que decidieron demolerlo para hacer un hotel. Al percatarse de que la estructura servía para ese fin, la herrería y los elevadores, que “ya se habían desmontado y vendido a comerciantes de fierro viejo” fueron rescatados de su camino a la destrucción.
En 1968 abrió como hotel, con 120 habitaciones, y operado por la cadena Howard Johnson. Y tuvo su época de oro. “Lo visitaban personalidades como Cantinflas, Pedro Vargas y Agustín Lara —quien llegó a tocar el piano del lobby—, y de la política, dada su cercanía con Palacio Nacional y la sede del gobierno del D. F.”. Luego, el inmueble y el servicio se fueron deteriorando, hasta que Issac Saba decidió recuperarlo. De 2003 a 2005 estuvo en remodelación. Los trabajos buscaron restituir la apariencia original y aligerar la carga estructural.
En septiembre de 2005 se reinauguró como Gran Hotel Ciudad de México, con sólo 60 habitaciones y la intención de que “vuelva a ser el centro de reunión que fue hace muchos años”.
“En el lobby revivimos la tradición del piano bar, tenemos teatro todos los viernes, cuenteros y cuentistas los jueves. Y la milonga los viernes de cada quince días para bailar y ver bailar tango”.
Por: Alex Campos
Vía ©Guiadelcentrohistorico.
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